Los parásitos pueden ser:
- Internos, como las lombrices o gusanos instestinales.
- Externos, como las famosas pulgas.
Para saber si un gato tiene un parásito externo es muy sencillo: el gato estará incómodo y se rascará más de lo normal, incluso llegando a hacerse heridas en algunas zonas. Además, podemos realizar una revisión visual y encontraremos el problema. Información sobre las pulgas podéis encontrarla en este enlace de la Wikipedia.
Los parásitos internos son más difíciles de detectar, aunque hay modificaciones en el comportamiento del animal que nos pueden hacer sospechar. El diagnóstico debe ser realizado por un veterinario. Algunos síntomas son el decaimiento del animal, abdomen hinchado, falta de apetito o vómitos.
Para desparasitar al gato utilizaremos el producto que nos recomiende nuestro veterinario. En nuestro caso utilizamos Flubenol.
Para ello seguiremos las instrucciones de dosificación indicadas por el fabricante, en este caso cada muesca son 2 kg de peso del animal. A nosotros nos gusta más este sistema que las pastillas, porque permite dar a cada gato la dosis que necesita, ya que es un tratamiento que puede causarles molestias intestinales.
Y una vez hecho esto, ¡a disfrutar de nuestra mascota sana!
Besos,
Ana.
Ana.